La Sagrada Familia en… PINTO

La Sagrada Familia busca continuamente adecuarse al inexorable y progresivo envejecimiento de las Hermanas. Desea asegurarse de que quienes han consagrado toda su vida al servicio de los otros, puedan afrontar la última etapa de su vida encarnando hasta el final lo esencial de esa llamada.

Reconocemos que vamos envejeciendo, pero estamos aún lejos de tomar la decisión de asumir la propia existencia y comenzar a negociar los cambios que el paso de la edad va introduciendo en ella. Nos guste o no, entramos en una etapa diferente de las anteriores. Junto a evidentes pérdidas, se nos presentan nuevas oportunidades. Hemos de mentalizarnos poco a poco y hacernos a la idea suavemente de que va llegando la hora de entrar en una "tercera etapa". En esos momentos es cuando aparece en el horizonte "la Casa de Mayores”.

Para nosotras, una casa dedicada al cuidado de las mayores es ante todo una comunidad, un espacio donde es posible mirar cara a cara a la vejez, unir las palabras "vejez" y "vida", aceptando que la vida es un todo y si la primera parte fue muy buena, ¿por qué vamos a dudar siquiera un momento de que la segunda mitad no será menos?

Hoy nos acercamos a una de esas Casas de Mayores (hay cuatro en la Provincia) en Pinto.

Pinto es una pequeña población abierta y alegre, con muchas zonas verdes, bloques de casas nuevos de poca altura, ciudad ideal para sus 60.000 habitantes. ¿Por La Sagrada Familia en… PINTO qué esta comunidad de mayores habita Pinto? Podríamos decir que las circunstancias lo propiciaron. Pero no solo eso, ya que Pinto es la tierra donde crecieron las raíces de la Obra de P.B. Noailles en España. Fue precisamente la madre Bonnat, designada por el Fundador para establecer la Sagrada Familia en este país, quien encontró este lugar cercano a Madrid para albergar a un grupo de huérfanas, un pequeño grupo que ella había recogido nada más llegar a la Capital, llevada por su predilección por las niñas abandonadas.

Empieza pues en Pinto en pleno siglo XIX una Obra de la Sagrada Familia dedicada a huérfanas (1856) con muchas penurias y escasos recursos económicos; a lo largo de un siglo esta Obra pasará por sucesivas transformaciones. Sin contar los tres años de la guerra civil en que fue destinada a Hospital Militar, la Obra de Pinto ha sido Colegio de Huérfanas, Patronato durante 30 años, impartiendo Enseñanza Media, Magisterio y Secretariado; posteriormente el Colegio se abrió al pueblo, fue mixto e incluso Filial de Instituto. Cuando en los últimos años (1994) se inaugura la Enseñanza Secundaria Obligatoria y se instala en un pabellón de nueva construcción, sigue funcionando al cien por cien hasta que, como los demás Centros de la Sagrada Familia en España, pasa a la Fundación Educacional Santo Domingo.

Si como constatamos, el Colegio ha pasado por diferentes etapas, los edificios donde se ha albergado han conocido también sucesivas transformaciones. La parte más antigua construida en el siglo XIX se cedió a la Administración de Pinto en los años 60 y ahora es la Casa de la Cultura del Municipio. La Capilla se donó al Obispado de Getafe llegando a ser la floreciente Parroquia de San José de la zona. Una vez renovada arquitectónicamente, sigue ofreciendo sus servicios a los feligreses.

En cuanto al Colegio, actualmente cuenta además de con espaciosos y bien instalados campos de deporte, con dos pabellones de construcción reciente. Encontramos en los terrenos adyacentes una hermosa huerta con árboles frutales y jardín; es ahí donde se sitúa el edificio moderno y adaptado que alberga la Casa de Mayores. Las tres plantas dan cabida a 46 habitaciones individuales con servicio y ducha, incluyendo además dos comedores, dos Capillas y varias salas sin contar con las dependencias, instaladas con los últimos adelantos para facilitar el desarrollo de las actividades propias de una Residencia de estas características.

El envejecimiento de las mismas cuidadoras religiosas ha obligado a la Provincia a buscar la colaboración de una empresa, AUSOLAN, con personal especializado en el cuidado de ancianos, así como en diversas atenciones complementarias (cocina, lavadero, limpieza). Las empleadas de esta empresa han pasado a formar parte del conjunto de la Obra, como si de una gran familia se tratara. Gracias a su dedicación y al trato profesional y delicado, muy valorado por la comunidad, se constata que las Hermanas están muy bien atendidas en todas sus necesidades y sobre todo siguen sonriendo en su vejez.

Simultáneamente la Comunidad tiene sus espacios para los encuentros propiamente comunitarios de oración personal y compartida, reuniones comunitarias, preparación de la liturgia, etc. así como otros momentos de encuentros de fiesta, actividades lúdicas, etc. En esta época del año unas y otras preparan fiestas Navideñas y de Reyes donde se pone a prueba la imaginación y creatividad de todas. Normalmente, un grupo de Hermanas dedica un rato cada mañana a realizar mantitas de abrigo de punto destinadas a las personas necesitadas del entorno. Tampoco falta un tiempo diario reservado a la gimnasia adaptada de las residentes, ni tiempos dedicados a la lectura o a ver los programas de la TV que más pueden interesar a todas. Cada una puede escoger lo que más le guste o lo que está más acorde con sus capacidades y posibilidades actuales.

Gracias al Colegio que ha mantenido durante cerca de dos siglos el Espíritu de la Sagrada Familia y a la semilla plantada no solo entre las alumnas, sus familias y personal educativo, sino en todo el pueblo de Pinto, se han entretejido unos lazos de afecto y colaboración que actualmente siguen vivos y propician una interrelación real entre el pueblo y la Comunidad traduciéndose en la participación conjunta en actividades religiosas, familiares o festivas, Dada la apertura de la casa, un grupo de mujeres dispone semanalmente de una de las salas para su oración y reflexión, además de participar en la Eucaristía diaria de la Comunidad y de numerosos encuentros informales donde comparten alegrías o problemas con las Hermanas. Por su parte, las Religiosas ofrecen sus servicios en la Parroquia, sea en el Consejo Parroquial o en la atención de Caritas, en el despacho parroquial, etc. Por otra parte, una Hermana de la Comunidad va como voluntaria semanalmente al Puente de la Esperanza en Madrid; ella colabora junto a otras religiosas de 13 Congregaciones, en la acogida de emigrantes haciendo participar a toda la Comunidad de su interés por las personas a las que atiende este Centro de Acogida.

A lo largo de los días, las Hermanas en la Comunidad entran también en nuevas dinámicas de relación y acogida entre ellas, comprometidas en crear lazos fraternos que las sostienen y estimulan. Llegado el caso, recuerdan con agradecimiento las palabras del Fundador: "Queridas Hijas, vivid y morid en el seno de la Sagrada Familia prodigándoos mutuamente los afectuosos cuidados que se deben hermanas que se quieren " (Prefacio de P.B.N.).

La Comunidad de Pinto